Boricuas Hawaianas – Adelyn Plasencia

Image courtesy of the Center for Puerto Rican Studies

Se ven tan humildes, tan sencillos, con pobreza de cosas materiales, pero con riqueza de amor. En la primera imagen vemos dos personas, parientes tal vez, sentados en la césped y tierra. En frente de la casa y las patas de plantación. Sentados tomando el calor del sol pero con la hermosura de la música. El hombre está a la derecha de la hermosa mujer. ¿Tiene su guitarra, una canción cantada? ¿Una melodía demostrada? Que tiempos los de antes, con que sencillez se sientan, humildemente en la tierra. La ropa limpia, pero sin que le importe si se ensucian, el momento es lo que importa. En la segunda imagen vemos un joven sólido, solo y en alto. Está parado en medio de una cabaña, la valla de la casita esta derrumbada. Las matas y leñas de tras de el están secas, al parecer tienen días, semanas o hasta meses ahí. El árbol atrás a su derecha se ve con mucha vida, fuerte y lleno al contra del joven. El joven viste bien, camisa con botones, pantalón largo y zapatos de vestir. Joven bien peinado, bien vestido pero solitario. La tercera imagen es más familiar. Se ve que es un retrato familiar, el padre, la madre y su hija. Están vestidos de gala, bueno lo más parecido en ese tiempo. La mujer está en el centro, sentada en una silla con su vestido claro de blusa y falda, peinada para tras con su cabello oscuro recogido. La hermosa niña está a la derecha, parada con su vestido de flores manga larga, con sus medias y zapatos. Se ve tan inocente, con su pelo corto y un pincho en su pollina. El hombre esta a la izquierda de la mujer sentada, esta parado en alto, como el autoritario de la casa, está vestido con su saco, camisa y corbata de moño, su mano derecha tocando el hombro izquierdo de la mujer. Que retrató familiar, en frente de su humilde y sencilla casita. La segunda y tercera imagen dan la impresión de que estas personas están serias y triste, no hay una sonrisa o un gesto bonito en sus rostros. Eso se debe a cómo vivían. Su sencillez y humildad no les causaban a ellos no que me causa a mi.

Lo especial de todas estas fotos es que me causan nostalgia, tristeza y me hacen recordar viejas historias de mi hermoso campo. Aquí vemos lo humilde y sencillo que estos boricuas hawaianos eran. Me recuerda a mi hermosa Guama, mi campo precioso. Las fotos en blanco y negro y las personas humildes en su campo de plantación es lo más parecido a mi humilde Janicó. Desde la primera imagen, sentados en el césped con tierra y plantas alrededor a cantar o tocar guitarra debajo del sol. El joven trabajador, solitario también da esa impresión, la leña de tras me hace oler el fogón, que olor. La foto familiar me hace feliz, me recuerda a esos retratos en las casas de madera que colgaban en las paredes de mis bisabuelos y abuelos. Que sentimiento tan lindo, algunos lo verán y dirán; “que pobres” pero yo lo miro y digo “Que rico” eran tiempos más sencillos, donde la gente apreciaba todo lo que tenían porque trabajaban muy duro para obtenerlo, no habló de lo material, si no de su libertad.

Puertorriqueños llegaron a Hawái por las circunstancias que había en Puerto Rico en el siglo 19 y el sigo 20. En los años 1900 a 1902, hubieron más de 5,000 puertorriqueños que dejaron su tierra natal y sus casas y viajaron a las islas de Hawái. Esto pasó por las condiciones tan pobres que estaba sufriendo la economía en la isla además de el huracán tan fuerte que dejó a muchos sin sus viviendas, teniendo que buscar cómo sobrevivir. Este huracán se llamó el huracán indio occidental que se llevó a cabo en el año 1899. Estos puertorriqueños se fueron de su isla a otra para trabajar en plantaciones de azúcar hawaianas. Al llegar, los puertorriqueños encontraron mucho trabajo, pero también mucha tristeza. ¿Se preguntarán por qué? Estos puertorriqueños le ofrecieron vivienda, pero la calidad de casas y viviendas no eran las mejores. El trabajo pagaba bien, pero la estadía no era la mejor. Además de esto, los puertorriqueños enfrentan una nueva vida, se encontraron different es personas con diferentes orígenes y lenguajes que para ellos eran extraños y extranjeros. Pero pesar de estos retos y estas condiciones muchos de los puertorriqueños hicieron lo mejor que podían y dieron de su parte para poder establecer y adaptarse a sus nuevas vidas y su nuevo hogar. Ellos mantuvieron sus orígenes y cultura, pero al mismo tiempo se convirtieron en “Boricuas Hawaiinas”.